Tipo recorrido: Ida y vuelta

Distancia: 5,4 km

Tiempo estimado: 1:15 horas

Subida/bajada acumuladas: 300 m

Cota máx/mín: 1.536/1.395m

Dificultad de la ruta - BAJA - Paseo tendido y con firme desigual.

IBP = 26

Orientación: Círculos amarillos y marcas de sendero local (Verde-blanco).

 

Descripción del itinerario …

Sin duda alguna, la senda más espectacular y fácil de caminar de esta cara oculta del Moncayo.

Recorrido por la parte castellana de la vía de acceso antiguo que comunicaba Beratón con Añón, localidad a la que acudían preferentemente para abastecerse, ir al médico y otras necesidades. Actualmente, al pertenecer a Diputaciones diferentes –Castilla-León y Aragón respectivamente- se evidencia la dificultad de marcas unificadas y se está perdiendo el mantenimiento y señalización de dicha vía.

Salimos del pueblo en dirección al cementerio, seguimos por esa pista hasta una curva pronunciada a la izquierda en la que se abre un barranco, también a nuestra izquierda y en la que hay un cartel indicativo de las distintas rutas.

En este punto abandonamos la pista por un sendero que sale a la derecha, al principio poco evidente, marcado en con círculos amarillos o verde-blanco (SL-SO 94), que transcurre por la ladera del barranco.

Seguimos esta senda, atravesando un bosque de robles melojos o rebollos (quercus pirenaica) en cuyos troncos podemos observar un liquen conocido como barbas de viejo (usnea) y que es un buen indicador de la salud del bosque, ya que desaparece ante la mínima presencia de contaminación.

Seguimos por esta senda, sin pérdida y salimos del bosque y continuamos por el lateral del barranco del Isuela.

Observamos ambas caras del barranco, por la que caminamos de pizarra, rojizo, y el otro lado del barranco de caliza, gris, por la grieta que provoca este cambio de terreno, se abre paso el rio Isuela, que durante buena parte del año se filtra y desaparece, reapareciendo en Purujosa.

Alcanzamos la cabecera del barranco, una pequeña pradera donde nace el río Isuela.

Este lugar recibe el nombre de Cruz de las Heladas, en recuerdo de dos mujeres de Beratón que murieron congeladas en este paraje, sorprendidas por una enorme ventisca. Una de las caballerías murió intentando volver a Añón y la otra alcanzó Beratón, lo que sirvió de aviso a los vecinos.

La vuelta la realizaremos por el mismo camino, y observamos el cerro de San Mateo, dominando el pueblo, y el Agujero del Viento, donde se genera el cierzo que barre el valle del Ebro.

No dejar de observar …

El amplio barranco que se abre a nuestros pies al poco de iniciar la marcha.

El cambio de terreno en el barranco del Isuela, pizarra rojiza a un lado y caliza grisácea en el otro.

Desde esta senda, en su fase final de vuelta, el paisaje brinda la mejor perspectiva de la Muela, ecosistema con anidamiento de buitres, animal sagrado para los celtíberos, que acompañaba las almas de los guerreros en las batallas.

Y detened vuestro paseo para observar el cerro de San Mateo, con su “espectacular Agujero del Viento” en una de sus caras, agujero natural. Atmósfera mágica, escenario natural donde Gustavo Adolfo Bécquer ubicó su leyenda sobre la Corza blanca.

Agua disponible durante la marcha …

En el nacimiento del Isuela hay agua salvo en verano, pero es utilizado por el ganado por lo que no es recomendable.

Equipo y fechas recomendadas…

Calzado de trekking o montaña. En cualquier época de año siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan.

 

 


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